Oraciones de los primeros cristianos dirigidas a la Virgen María
.
ORACIONES DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS A LA VIRGEN
Publicamos algunas oraciones de los primeros escritores cristianos dirigidas a la Virgen María. Tienen el sabor genuino de los primeros años de la Iglesia.
El amor a nuestra Madre ha estado presente desde los comienzos y Ella ha ayudado a sus hijos de modo permanente.
Los primeros cristianos, a los que hemos de acudir siempre como modelo, dieron un culto amoroso a la Virgen En las pinturas de los tres primeros siglos del cristianismo, que se conservan en las catacumbas romanas, se la contempla con el Niño Dios en brazos. ¡Nunca les imitaremos bastante en esta devoción a la santísima Virgen!
Es el refugio de los pecadores, la salud de los enfermos, la reina de los mártires, de los confesores, de las vírgenes y de los apóstoles. Reina y madre de los primeros cristianos. También ahora la Virgen nos ayuda a comportarnos como buenos hijos: a ser fuertes y fieles.
***La oración más antigua dirigida a la Virgen – “Sub tuum praesidium”
Sub tuum praesidium
Recogemos este texto sobre una de las primeras oraciones dirigidas a la Virgen por los primeros cristianos. La oración Sub tuum praesidium es un testimonio entrañable, probablemente el más antiguo y el más importante en torno a la devoción a Santa María.
Se trata de un tropario(himno bizantino) que llega hasta nosotros lleno de juventud.
Es quizás el texto más antiguo en que se llama Theotokos a la Virgen, e indiscutiblemente es la primera vez que este término aparece en un contexto oracional e invocativo.
En un papiro egipcio
Edgar Lobel, experto en papirología de la Universidad de Oxford, dedicó su vida al estudio de los papiros encontrados en Egipto.
theotokos
Como es conocido, el clima extremadamente seco de la mayor parte de Egipto ha hecho que se conserven multitud de fragmentos de papiros antiquísimos, con textos de hace milenios, en griego y en copto.
Muchos de estos textos se habían perdido. En otros casos, los papiros sirven para confirmar la antigüedad de textos que sí que se habían conservado a través de sucesivas copias o traducciones.
Uno de estos papiros, descubierto en las proximidades de la antigua ciudad egipcia de Oxirrinco, contenía una oración a la Virgen.
Y no cualquier oración, sino una plegaria que continuamos rezando hoy en día, la oración Sub tuum praesidium.
La versión latina es:
Sub tuum praesidium
confugimus,
Sancta Dei Genitrix.
Nostras deprecationes ne despicias
in necessitatibus nostris,
sed a periculis cunctis
libera nos semper,
Virgo gloriosa et benedicta.
La versión castellana, es muy conocida:
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!
Y la versión en griego clásico, que es precisamente la que se encontró en el papiro. Basta fijarse con detenimiento en la foto del papiro para reconocer las palabras griegas originales:
Ὑπὸ τὴν σὴν εὐσπλαγχνίαν,
καταφεύγομεν, Θεοτόκε.
Τὰς ἡμῶν ἱκεσίας,
μὴ παρίδῃςἐν περιστάσει,
ἀλλ᾽ ἐκ κινδύνων λύτρωσαι ἡμᾶς,
μόνη Ἁγνή, μόνη εὐλογημένη.
La oración más antigua dirigida a la Virgen - “Sub tuum praesidium” 3
Cabe destacar la presencia del término Theotokos (en este caso, Theotoke, en vocativo), es decir, “Madre de Dios”.
Dos siglos después, en el Concilio de Éfeso, se reconoció de forma solemne que este título era adecuado para la Virgen María, contra el parecer de Nestorio.
Es decir, en Éfeso, la Tradición de la Iglesia fue defendida contra los que preferían sus propios razonamientos a la enseñanza de siempre de la Iglesia.
Resulta impresionante rezar esta oración, sabiendo que los cristianos la rezaban ya, por lo menos, en el año 250 d.C., que es la fecha en la que EdgarLobel dató el papiro en el que se encontraba.
Nosotros no la hemos recibido de los arqueólogos, sino de la tradición de la Iglesia, a través del latín en el caso de la Iglesia Latina o del griego y el eslavonio antiguo en Oriente.
Resulta agradable, sin embargo, que la arqueología nos muestre una vez más que la tradición no es algo inventado, sino que verdaderamente nos transmite la herencia que los primeros cristianos recibieron de Cristo y de los Apóstoles.
Theotokos, la Madre de Dios
La oración Sub tuum praesidium es un testimonio entrañable, probablemente el más antiguo y el más importante en torno a la devoción a Santa María. Se trata de un tropario(himno bizantino) que llega hasta nosotros lleno de juventud. Es quizás el texto más antiguo en que se llama Theotokos a la Virgen, e indiscutiblemente es la primera vez que este término aparece en un contexto oracional e invocativo.
La oración más antigua dirigida a la Virgen - “Sub tuum praesidium” 4G. Giamberardini, especialista en el cristianismo primitivo egipcio, en un documentado estudio ha mostrado la presencia del tropario en los más diversos ritos y las diversas variantes que encuentra, incluso en la liturgia latina.
La universalidad de esta antífona hace pensar que ya a mediados del siglo III era usual invocar a Santa María como Theotokos, y que los teólogos, como Orígenes, comenzaron a prestarle atención, precisamente por la importancia que iba adquiriendo en la piedad popular. Simultáneamente esta invocación habría sido introducida en la liturgia.
En el rito romano, su presencia está ya testimoniada en el Liber Responsalis, atribuido a San Gregorio Magno y es copiado en el siglo IX en la siguiente forma: “Sub tuum praesidium confugimus, Sancta Dei Genitrix”. Algunos manuscritos de los siglos X y XI, presentan unas deliciosas variantes de esta oración, manteniendo intacta la expresión Santa Dei Genitrix, en estricta fidelidad a la Theotokos del texto griego.
Se trata de traducciones fidelísimas del texto griego, tal y como aparece en el rito bizantino, en el que se utiliza la palabra griega eysplagknían, para referirse a las entrañas misericordiosas de la Madre de Dios.
La consideración de la inmensa capacidad de las entrañas maternales de la Madre de Dios está en la base de la piedad popular que tanta importancia dio al título Theotokos para designar a la Madre de Jesús.
Y quizás como lo más importante sea el hecho de que el testimonio del Sub tuum praesidium levanta la sospecha de que el título Theotokos se origina a mediados del siglo III en la piedad popular como invocación a las entrañas maternales de Aquella que llevó en su seno a Dios. Esta vez, quizás, la piedad popular fue por delante de la Teología. Al menos, es muy verosimil que así fuese.
Los fieles que, con sencillez, rezan esta oración a la Sancta Dei Genitrix, laTheotokos, la Madre de Dios, porque la han recibido de manos de la Iglesia, son los que están más cerca de lo que transmitieron los primeros cristianos y, por lo tanto, más cerca de Cristo.
La versión latina esta oración ha sido inmortalizada en la música especialmente por Antonio Salieri y Wolfgang Amadeus Mozart.
https://youtu.be/befChVsSNJY
* * *
San Efrén de Siria (Siglo IV)
Publicamos algunas oraciones de los primeros escritores cristianos dirigidas a la Virgen María.
San Efrén, diácono de la Iglesia en Siria y doctor de la Iglesia -nació hacia el año 306 en Nisibis, ciudad de Mesopotamia- nos ha dejado unos magníficos himnos dirigidos a la Virgen…Poeta de delicadísimos sentimientos hacia Jesucristo y su Santísima Madre, escribió centenares de himnos para uso litúrgico y para uso popular.
1. María tiene muchos nombres , y es para mi un gran gozo llamarla con ellos.
Es la fortaleza donde habita el poderoso Rey de reyes, mas no salió de allí igual que entró: en Ella se revistió de carne, y así salió. Es también un nuevo cielo, porque allí vive el Rey de reyes; allí entró y luego salió vestido a semejanza del mundo exterior (…). Es la fuente de la que brota el agua viva para los sedientos; quienes han gustado esta bebida llevan fruto al ciento por uno. (SAN EFRÉN DE SIRIA , Himno por el Nacimiento de Cristo, 11)
2. Volved la mirada a María .
Cuando Gabriel entró en su aposento y comenzó a hablarle, Ella preguntó: ¿cómo se hará esto? (Lc 1, 34). El siervo del Espíritu Santo le respondió diciendo: para Dios nada es imposible (Lc 1, 37). Y Ella, creyendo firmemente en aquello que había oído, dijo: he aquí la esclava del Señor (Lc 1, 38). Y al instante descendió el Verbo sobre Ella, entró en Ella y en Ella hizo morada, sin que nada advirtiese. Lo concibió sin detrimento de su virginidad, y en su seno se hizo niño, mientras el mundo entero estaba lleno de Él (…). Cuando oigas hablar del nacimiento de Dios, guarda silencio: que el anuncio de Gabriel quede impreso en tu espíritu. Nada es difícil para esa excelsa Majestad que, por nosotros, se ha abajado a nacer entre nosotros y de nosotros. (SAN EFRÉN DE SIRIA, Himno por el Nacimiento de Cristo, 11
3. Hoy María es para nosotros un cielo, porque nos trae a Dios .
El Altísimo se ha anonadado y en Ella ha hecho mansión, se ha hecho pequeño en la Virgen para hacernos grandes (…). En María se han cumplido las sentencias de los profetas y de los justos. De Ella ha surgido para nosotros la luz y han desaparecido las tinieblas del paganismo. (SAN EFRÉN DE SIRIA, Himno por el Nacimiento de Cristo, 11)
4. BenedictoXVI hablando de San Efrén de Siria y sus himnos a nuestra Madre, nos dice…
Ahora no puedo hablar mucho de él, en parte porque es difícil de traducir la poesía, pero para dar al menos una idea de su teología poética quisiera citar pasajes de dos himnos. Ante todo os propongo unas espléndidas imágenes tomadas de los himnos «Sobre la natividad de Cristo». Ante la Virgen, San Efrén manifiesta con inspiración su maravilla:
«El Señor vino a ella para hacerse siervo.
El Verbo vino a ella para callar en su seno.
El rayo vino a ella para no hacer ruido.
El pastor vino a ella, y nació el Cordero, que llora dulcemente.
El seno de María ha trastocado los papeles:
Quien creó todo se ha apoderado de él, pero en la pobreza.
El Altísimo vino a ella (María),
pero entró humildemente.
El esplendor vino a ella, pero vestido con ropas humildes.
Quien todo lo da experimentó el hambre.
Quien da de beber a todos sufrió la sed.
Desnudo salió de ella, quien todo lo reviste (de belleza).»
(Himno «De Nativitate» 11, 6-8).
(BENEDICTO XVI presenta a San Efrén el Sirio, 28 noviembre 2007)
* * *
Anfiloquio de Iconio (Siglo IV)
Con motivo del mes de mayo, publicamos algunas oraciones de los primeros escritores cristianos dirigidas a la Virgen María.
Anfiloquio, que estudió en Antioquía, practicó la abogacía en Constantinopla y en el 373 fue hecho obispo de Iconio, dirige a santa María preciosas alabanzas que pueden ayudarnos…
Cantémosla, pues, santamente, disponiéndonos con alegría a celebrar, glorificar y engrandecer estos sacramentos incomprensibles e inefables y, empezando por la salutación celeste del ángel San Gabriel, digamos: Ave gratia plena, Dominus tecum.
Repitamos esta síntesis del ángel, diciendo:
Salve, alegría suspirada de los hombres;
salve, gloria de la Iglesia;
salve, hermoso rostro resplandeciente por divinos fulgores;
salve, venerabilísimo monumento;
salve, saludable y espiritual vellocino de oro;
salve, vestida de luz, madre del Sol sin ocaso;
salve, madre incorrupta de santidad;
salve, resplandeciente fuente de aguas vivas;
salve, sí, nueva madre, prodigio de un nuevo nacimiento;
salve, libro nuevo de Isaías, lleno de nuevas revelaciones;
fieles testigos tuyos son los ángeles y los hombres.
Dios te salve, alabastro de ungüento de santificación;
Dios te salve, oh Virgen, que compraste a buen precio el denario de la virginidad;
salve, imagen que encierras a tu propio artífice;
Dios te salve, Virgen, que con tu humanidad enamoraste a Dios y
estrechaste en tu seno al que los cielos inmensos no pueden contener.
(ANFILOQUIO DE ICONIO, Sermón de Navidad, Huber, 401-402)
* * *
Himno Akathistos (Siglo V)
El Himno Akathistos (que literalmente significa «estando de pie», porque se canta en esta posición) es el himno mariano más famoso del Oriente cristiano y quizá de la Iglesia entera. Compuesto en griego, a finales del siglo V , es de autor desconocido.
Himnos a la Virgen
El Himno Akathistos (que literalmente significa «estando de pie », porque se canta en esta posición) es el himno mariano más famoso del Oriente cristiano y quizá de la Iglesia entera. Compuesto en griego, a finales del siglo V, es de autor desconocido. Su paternidad se ha atribuido a diversos personajes, pero no hay ninguna prueba concluyente, y quizá sea mejor así. Como dice un comentarista moderno, «está bien que el himno sea anónimo. Así el himno es de todos, porque es de la Iglesia».
Efectivamente, desde principios del siglo VI la Iglesia bizantina lo incluyó en su liturgia como la expresión más alta del culto a la Santísima Virgen y lo canta en muchas ocasiones, de modo especialmente solemne en el sábado de la 5ª semana de Cuaresma.
Laestructura métrica del texto original es de una perfección suma , difícil de verter a otras lenguas. Las veinticuatro estrofas que lo componen (unas más largas, otras más breves, alternativamente) se distribuyen por igual en dos partes : una evangélica y otra dogmática. La primera parte escenifica la narración evangélica en una serie de cuadros, que van desde la Anunciación al encuentro de María con el anciano Simeón en el Templo de Jerusalén . La segunda parte expone los principales artículos de la fe mariana de la Iglesia: perpetua virginidad, maternidad divina, mediación de gracia desde el Cielo.
El Himno Akathistos es común a todos los cristianos de rito bizantino, sean católicos u ortodoxos . Constituye, pues, un puente vetusto y solemne hacia la plena comunión entre la Iglesia de Oriente y de Occidente.
Himno Akathistos, I parte, estrofas 1-12
1. El más excelso de los ángeles fue enviado desde el Cielo para
decir «Ave» a la Madre de Dios. Al transmitir su incorpóreo saludo,
viéndote hecho hombre en Ella, Señor, extasiado el ángel, de este
modo a la Madre aclamó:
Ave, por ti resplandecen los gozos,
Ave, por ti se disuelve el dolor,
Ave, rescate del llantode Eva,
Ave, salud de Adán que cayó.
Ave, Tú cima sublime a humano intelecto,
Ave, Tú abismo insondable a mirada de ángel,
Ave, Tú llevas a Aquél que todo sostiene,
Ave, Tú eres la sede del trono real.
Ave, oh estrella que al Astro precedes,
Ave, morada del Dios que se encarna,
Ave, por ti se renueva el creado,
Ave, por ti se hace niño el Señor.
¡Ave, Virgen y Esposa!
2. Bien sabía María que era Virgen sagrada, y por eso respondió
a Gabriel: «Tu singular mensaje se muestra incomprensible a mi
alma, pues anuncias un parto de virginal seno, exclamando:
¡Aleluya!»
Aleluya, aleluya, aleluya!
3. Ansiaba la Virgen comprender el misterio, y preguntaba al
Mensajero divino: «¿Podrá mi seno virginal dar a luz un hijo?
¡Dímelo!». Y aquél, reverente, aclamándola, así respondió:
Ave, presagio de excelsos designios,
Ave, Tú prueba de arcano misterio,
Ave, prodigio primero de Cristo,
Ave, compendio de toda verdad.
Ave, oh escala celeste que baja el Eterno,
Ave, oh puente que llevas los hombres al Cielo,
Ave, de coros celestes cantado portento,
Ave, oh azote que ahuyenta a la horda infernal.
Ave, la Luz inefable has portado,
Ave, Tú el «modo» a nadie has contado,
Ave, la ciencia de sabios trasciendes,
Ave, Tú enciendes al fiel corazón.
¡Ave, Virgen y esposa!
4. La Virtud del Altísimo cubrió con su sombra e hizo Madre a la
Virgen que no conocía varón: aquel seno, hecho fecundo desde lo
Alto, se convirtió en campo ubérrimo para todos los que quieren
alcanzar la salvación, cantando de esta manera: ¡Aleluya!
¡Aleluya, aleluya, aleluya!
5. Con el Señor en su seno, presurosa, María subió a la
montaña y habló con Isabel. El pequeño Juan, en el vientre de su
madre, oyó el virginal saludo y exultó; saltando de gozo, cantaba a
la Madre de Dios:
Ave, sarmiento del más santo Brote,
Ave, renuevo de un Fruto sin mancha,
Ave, das vida al Autor de la vida,
Ave, cultivas a tu Agricultor.
Ave, Tú campo que muestras las más ricas gracias,
Ave, Tú mesa que ofreces los dones mejores,
Ave, un pronto refugio a los fieles preparas,
Ave, un pasto agradable Tú haces brotar.
Ave, Tú incienso agradable de súplicas,
Ave, del mundo suave perdón,
Ave, clemencia de Dios con el hombre,
Ave, confianza del hombre con Dios.
¡Ave, Virgen y Esposa!
6. Con el corazón turbado y encontrados pensamientos, el sabio
José se agitaba en la duda; admirándote intacta, sospecha
esponsales secretos, oh Inmaculada! Y cuando te supo Madre por
obra de Espíritu Santo, exclamó: ¡Aleluya!
¡Aleluya, aleluya, aleluya!
7. Los pastores oyeron los coros de los ángeles que cantaban a
Cristo, bajado entre nosotros. Corriendo a ver al Pastor, lo
contemplan como cordero inocente, que se nutre al pecho de la
Virgen, y cantan así:
Ave, Tú Madre del Pastor-Cordero,
Ave, recinto del rebaño fiel,
Ave, defensa de fieras malignas,
Ave, guardiana de la eternidad.
Ave, por ti con la tierra exultan los cielos,
Ave, por ti con los cielos se goza la tierra,
Ave, voz eres perenne de Apóstoles santos,
Ave, de Mártires fuertes invicto valor.
Ave, potente sustento de fe,
Ave, de gracia esplendente pendón,
Ave, por ti fue expoliado el infierno,
Ave, por ti nos vestimos de honor.
¡Ave, Virgen y Esposa!
8. Observando la estrella que guiaba al Eterno, los Magos
siguieron su fulgor. Fue luminaria segura para ir en busca del
Poderoso, del Señor. Y alcanzando al Dios inalcanzable, lo
aclaman felices: ¡Aleluya!
¡Aleluya, aleluya, aleluya!
9. Los Magos contemplaron en los brazos maternos al Sumo
Hacedor del hombre. Sabiendo que era el Señor, aunque bajo la
apariencia de siervo, premurosos le ofrecieron sus dones, diciendo
a la Madre bienaventurada:
Ave, oh Madre del Astro perenne,
Ave, aurora del místico día,
Ave, las fraguas de errores Tú apagas,
Ave, conduces con tu brillo a Dios.
Ave, al odioso tirano arrojaste del trono,
Ave, Tú a Cristo nos das, clemente Señor,
Ave, rescate Tú eres de ritos nefandos,
Ave, Tú eres quien salvas del cieno opresor.
Ave, Tú el culto del fuego destruyes,
Ave, Tú extingues la llama del vicio,
Ave, Tú enseñas la ciencia al creyente,
Ave, Tú gozo de todas las gentes.
¡Ave, Virgen y Esposa!
10. Pregoneros de Dios fueron los Magos en el camino de
vuelta. Cumplieron tu vaticinio y te predicaban, oh Cristo, a todos,
sin preocuparse de Herodes, el necio, que era incapaz de cantar:
¡Aleluya!
¡Aleluya, aleluya, aleluya!
11. Iluminando Egipto con el esplendor de la verdad, arrojaste
las tinieblas del error, porque los ídolos de entonces, Señor,
debilitados por la fuerza divina, cayeron. Y los hombres, salvados,
aclamaban a la Madre de Dios:
Ave, desquite del género humano,
Ave, derrota del reino infernal,
Ave, Tú aplastas mentiras y errores,
Ave, Tú muestras la gran falsedad.
Ave, Tú mar que devoras al gran Faraón,
Ave, Tú roca que manas el Agua de Vida,
Ave, columna de fuego que guías de noche,
Ave, refugio del mundo cual nube sin par.
Ave, dadora del maná celeste,
Ave, nodriza de los gozos santos,
Ave, Tú místico hogar prometido,
Ave, de leche y de miel manantial.
¡Ave, Virgen y Esposa!
12. El viejo e inspirado Simeón estaba a punto de dejar este
mundo engañoso. Fuiste dado a él como párvulo, pero en ti
reconoció al perfecto Señor; y estupefacto, admirando la divina
Sabiduría, exclamó: ¡Aleluya!
¡Aleluya, aleluya, aleluya!
* * *
San Cirilo de Alejandría (Siglo V)
San Cirilo de Alejandría con motivo del final del Concilio de Éfeso –año 431-, en el que se proclamó la Maternidad divina de María, nos dejó el más célebre elogio mariano de la antigüedad…
Encomio a la Santa Madre de Dios
Oraciones de los Primeros Cristianos a la Virgen - San Cirilo de Alejandría (Siglo V) 2Dios te salve, María, Madre de Dios,
tesoro veneradísimo de todo el orbe,
antorcha inextinguible, corona de virginidad,
cetro de recta doctrina,
templo indestructible,
habitación de Aquél que es inabarcable,
Virgen y Madre, por quien nos ha sido dado
Aquél que es llamado bendito por excelencia,
y que ha venido en nombre del Padre.
Salve a ti, que en tu santo y
virginal seno has encerrado
al Inmenso e Incomprehensible.
Por quien la Santísima Trinidad es
adorada y glorificada,
y la preciosa Cruz se venera y
festeja en toda la tierra.
Por quien exulta el Cielo,
se alegran los ángeles y
arcángeles, huyen los demonios.
Por quien el tentador fue arrojado del Cielo y
la criatura caída es llevada al Paraíso.
Por quien todos los hombres, aprisionados por el engaño de los
ídolos, llegan al conocimiento de la verdad.
Por quien el santo Bautismo es regalado a los creyentes,
se obtiene el óleo de la alegría, esfundada la Iglesia en todo el mundo,
y las gentes son movidas a penitencia.
¿Y qué más puedo decir?
Por quien el Unigénito Hijo de Dios brilló como Luz
sobre los que yacían en las tinieblas y sombras de la muerte.
Por quien los Profetas preanunciaron las cosas futuras.
Por quien los Apóstoles predicaron la salvación a los gentiles.
Por quien los muertos resucitan y los reyes reinan, por la Santísima Trinidad.
¿Quién de entre los hombres será capaz de alabar como se
merece a María, que es digna de toda alabanza? Es Virgen
Madre, ¡oh cosa maravillosa! Este milagro me llena de estupor.
¿Quién ha oído decir que al constructor de un templo se le prohíba habitar en él?
¿Quién podrá ser tachado de ignominia
por el hecho de que tome a su propia Esclava por Madre?
Así, pues, todo el mundo se alegra (…);
También nosotros hemos de adorar y respetar la unión del Verbo con la carne,
temer y dar culto a la Santa Trinidad, celebrar con nuestros
himnos a María, siempre Virgen, templo santo de Dios, y a su
Hijo, el Esposo de la Iglesia, Jesucristo Nuestro Señor.
A Él sea la gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
(SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA, Homilía pronunciada en el Concilio de Efeso; A. Hamman, Oraciones de los Primeros Cristianos, Rialp 1956, pag. 300)
Este texto es parte de otro de los Himnos de San Efrén como homenaje a la Virgen…
Dios te salve, María, Madre de Dios, Virgen Madre,
Estrella de la mañana, Vaso virginal.
Dios te salve, María, Virgen, Madre y Esclava: Virgen, por
gracia de Aquél que de ti nació sin menoscabo de tu virginidad;
Madre, por razón de Aquél que llevaste en tus brazos y
alimentaste con tu pecho; Esclava, por causa de Aquél que tomó
forma de siervo.
Entró el Rey en tu ciudad, o por decirlo más
claramente, en tu seno; y de nuevo salió como quiso,
permaneciendo cerradas tus puertas. Has concebido
virginalmente, y divinamente has dado a luz.
Dios te salve, María, Templo en el que Dios es recibido, o más
aun, Templo santo, como clama el Profeta David diciendo: santo
es tu templo, admirable en la equidad (Sal 64, 6).
Dios te salve, María, la joya más preciosa de todo el orbe;
Dios te salve, María, casta paloma;
Dios te salve, María, lámpara que nunca se apaga,
pues de ti ha nacido el Sol de justicia.
Dios te salve, María, lugar de Aquél que en ningún lugar es
contenido; en tu seno encerraste al Unigénito Verbo de Dios, y
sin semilla y sin arado hiciste germinar una espiga que no se
marchita.
Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien claman los
profetas y los pastores cantan a Dios sus alabanzas, repitiendo
con los ángeles el himno tremendo: gloria a Dios en lo más alto
de los cielos, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.(…)
Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien resplandeció la
luz verdadera, Jesucristo Nuestro Señor, que en Evangelio
afirma: Yo soy la Luz del mundo (Jn 8, 12).
Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien brilló la luz
sobre los que yacían en la oscuridad y en la sombra de la
muerte: el pueblo que se sentaba en las tinieblas ha visto una
gran luz (Is 9, 2). ¿Y qué luz sino NuestroSeñor Jesucristo, luz
verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo?
(Jn 1, 29).
Dios te salve. María, Madre de Dios, por quien en el Evangelio
se predica: bendito el que viene en el nombre del Señor (Mt 21,
9); por quien la Iglesia católica ha sido establecida en ciudades,
pueblos y aldeas.
(SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA, Encomio a la Santa Madre de Dios)
También San Cirilo de Alejandría nos ha dejado esta preciosa oración a Santa María agradeciéndole la eucaristía…
“¡Oh Santísima Señora, Theotokos, luz de mi pobre alma, mi esperanza,
mi protección, mi refugio, mi consuelo, y mi alegría!
Te agradezco por haberme permitido participar
del purísimo cuerpo y de la purísima sangre de tu Hijo.
Ilumina los ojos de mi corazón, O Bendita Virgen
que llevaste la fuente de la inmortalidad.
O tiernísima y amorosa Madre del Dios misericordioso; ten misericordia de mi
y concédeme un corazón arrepentido y contrito con humildad de mente.
Guarda mis pensamientos de que se pierdan en toda clase de distracciones,
y hazme siempre digno, hasta mi último aliento,
de recibir los purísimos misterios de Cristo para la sanación
de mi alma y cuerpo.
para que yo pueda cantarte
y alabarte todos los días de mi vida,
porque tú eres siempre bendita y alabada. Amén.”
(SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA, Oración de agradecimiento a la Virgen María)
“Hoy María es para nosotros un cielo,
porque nos trae a Dios.
De Ella ha surgido
para nosotros la luz.”
(SAN EFRÉN DE SIRIA, Siglo IV)
Fuente:
“ORAR CON LOS PRIMEROS CRISTIANOS”
,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,