lunes, 30 de octubre de 2023

ORACIÓN EN REPARACIÓN DE LAS BLASFEMIAS.


 ORACIÓN EN REPARACIÓN DE LAS BLASFEMIAS.




 Recemos por aquellos que no son capaces de seguir los pasos sangrientos del Divino Redentor.



               No son pocas las ocasiones que llegan a nuestro oído palabras malsonantes, groserías algunas, impertinencias otras, sin faltar las blasfemias: esas vulgares expresiones que atentan contra la Honra y la Gloria de Dios, de Su Santa Madre y de los Santos. 



En muchas casas, se menciona a Dios o a la Virgen sin respeto y lo peor, lo toman por moda y costumbre, sin darle mayor importancia.



               La blasfemia es una carcoma que corroe las buenas costumbres, que atrapa al hombre en su negativa de reconocer a Dios como a Su Creador, al que están debidos todos los honores y tributos de nuestra existencia.



               Era la blasfemia el salto y seña de los milicianos comunistas durante la Cruzada Española; muchos Mártires fueron torturados, mutilados y asesinados por negarse a blasfemar. 



Sabían bien los enemigos de Dios que si conseguían arrancar una blasfemia de los labios de un católico, ese sería su primer logro antes de la apostasía, que por cierto, no hubo NI UNA, gracias a la fuerza que el Señor infundió en las almas de aquellos valientes católicos.



               Si los Mártires, aun bajo amenaza de muerte se negaron a blasfemar 



¿Cómo tú permites y toleras la blasfemia en tu entorno? 



Es OBLIGACIÓN GRAVE de todo Católico defender el Santo Nombre de Dios, luchar por Su Gloria: corrige al que blasfeme, reprende y explica con claridad la gravedad del pecado, no te acobardes ni tengas respeto humano a la hora de luchar por la Verdad que es Cristo; si nosotros le negamos ante los hombres, Él nos negará ante Su Padre de los Cielos (Evangelio de San Mateo, cap. 10, vers. 33)



Pío XII nos invita a desplegar al viento



las banderas de Nuestro Rey.



               No hay necesidad más urgente que la de dar a conocer las inconmensurables riquezas de Cristo a los hombres de nuestra época. No hay empresa más noble que la de levantar y desplegar al viento las banderas de Nuestro Rey ante aquellos que han seguido banderas falaces y la de reconquistar para la cruz victoriosa a los que de ella, por desgracia, se han separado.



¿Quién, a la vista de una tan gran multitud de hermanos que, cegados por el error, enredados por las pasiones, desviados por los prejuicios, se han alejado de la Verdadera Fe en Dios y del salvador Mensaje de Jesucristo; quién, decimos, no arderá en caridad y dejará de prestar gustosamente su ayuda? 



               Todo el que pertenece a la Milicia de Cristo, sea clérigo o seglar, ¿por qué no ha de sentirse excitado a una mayor vigilancia, a una defensa más enérgica de nuestra causa viendo como ve crecer temerosamente sin cesar la turba de los enemigos de Cristo y viendo a los pregoneros de una doctrina engañosa que, de la misma manera que niegan la eficacia y la saludable verdad de la Fe Cristiana o impiden que esta se lleve a la práctica, parecen romper con impiedad suma las tablas de los Mandamientos de Dios, para sustituirlas con otras normas de las que están desterrados los principios morales de la revelación del Sinaí y el divino espíritu que ha brotado del Sermón de la Montaña y de la Cruz de Cristo? 



               Todos, sin duda, saben muy bien, no sin hondo dolor, que los gérmenes de estos errores producen una trágica cosecha en aquellos que, si bien en los días de calma y seguridad se confesaban seguidores de Cristo, sin embargo, cuando es necesario resistir con energía, luchar, padecer y soportar persecuciones ocultas y abiertas, cristianos sólo de nombre, se muestran vacilantes, débiles, impotentes, y, rechazando los sacrificios que la profesión de su Religión implica, no son capaces de seguir los pasos sangrientos del Divino Redentor.



 

Papa Pío XII, Encíclica "Summi Pontificatus", 



20 de octubre de 1939


ORACIÓN EN REPARACIÓN


 DE LAS BLASFEMIAS.


¡Oh, Augustísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que aun siendo infinitamente feliz en Ti y por Ti por toda la eternidad, te dignas aceptar benignamente el homenaje que de toda la Creación se alza hasta tu trono excelso!


Entorna tus ojos, te rogamos, y cierra tus oídos divinos ante aquellos desventurados que, o cegados por la pasión o arrastrados por un impulso diabólico, blasfeman inicuamente contra tu nombre y los de la Purísima Virgen María y los santos.


Detén, ¡oh, Señor!, el brazo de tu justicia, que podría reducir a la nada a quienes se atreven a hacerse reos de tanta impiedad.


Acepta el himno de gloria que incesantemente se eleva desde toda la naturaleza: desde el agua de la fuente que corre limpia y silenciosa, hasta los astros que brillan y recorren una órbita inmensa, en lo alto de los cielos, movidos por tu Amor.


Acepta en reparación el coro de alabanzas que, como el incienso ante el altar, surge de tantas almas santas que caminan, sin desviarse jamás, por los senderos de tu ley, y con asiduas obras de caridad y penitencia intentan aplacar tu justicia ofendida.


Escucha el canto de tantos espíritus elegidos que consagran su vida a celebrar tu gloria, y la alabanza perenne que a todas horas y en todo lugar te ofrece la Iglesia.


Y haz que un día, convertidos a Ti los corazones blasfemos, todas las lenguas y todos los labios entonen concordes en este tierra aquel canto que resuena sin cesar en los coros de los ángeles: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Amén. 




(Bendecida con 1000 días de indulgencia)



Prácticas de piedad. . .


ROSARIO DE LAS LLAGAS DE JESÚS

                                          ROSARIO DE LAS LLAGAS DE JESÚS




Fue nuestro Señor mismo quien enseñó estas invocaciones a una humilde hermana del Monasterio de la Visitación de Santa María de Chambery (Francia), sor María Marta Chambón que falleció el 21 de marzo de 1907.


Este rosario fue aprobado por el Papa San Pío X.
Se reza con un rosario común.

Al comenzar decimos:


– ¡Oh! Jesús, Redentor Divino, sé misericordioso con nosotros y con el mundo entero.
– Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.
– Perdón y misericordia, Jesús mío cúbrenos de los peligros con tu preciosa Sangre.
– Eterno Padre, ten misericordia de nosotros por la Sangre de Jesucristo, tu único Hijo.


En las cuentas del Padrenuestro se dice:


Eterno Padre, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas.


En las cuentas del Avemaría se dice:


Jesús mío, perdón y misericordia: por los méritos de tus Santas Llagas.


Al terminar el rosario se dice tres veces:


Eterno Padre, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas.



PROMESAS que nuestro Señor se dignó hacer a sor María Marta a favor de las almas que recen estas invocaciones.

Escuchemos al Divino Maestro:
“El camino de mis Llagas es tan sencillo y fácil para ir al cielo”.
“Deseo las súplicas de ustedes”
“Todas las palabras que se dicen con motivo de mis Santas Llagas me causan placer, un placer indecible... ¡las cuento todas!...”
“Con mis Llagas ganan mucho y sin fatiga”.
“De mis Llagas salen frutos de santidad”.
“Concederé todo cuanto me pidan con la invocación de mis Santas Llagas”.
“Todo lo obtendrán por mis Llagas, porque es el mérito de mi Sangre, que es de un valor infinito”.
“Con mis Llagas y mi Corazón pueden conseguirlo todo”.
“El que esté necesitado que venga con fe y confianza, que saque constantemente del tesoro de mi Pasión y de los agujeros de mis Llagas”.
“Debes repetir con frecuencia cerca de los enfermos esta invocación: Jesús mío, perdón y misericordia, por los méritos de tus Santas Llagas. Esta oración aliviará a su alma y a su cuerpo. Muchas personas experimentarán la eficacia de esta aspiración”.
“El pecador que dijese la oración siguiente: Eterno Padre, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas, obtendrá su conversión”.
“Ofréceme a menudo estas dos jaculatorias que te he enseñado, para ganarme pecadores, porque tengo 'hambre' de almas”.
“Mis Santas Llagas son un bálsamo reconfortante en el sufrimiento”.
“Mis Llagas curarán las vuestras”.
“No habrá muerte para el alma que espere en mis Llagas; ellas dan la verdadera vida”.
“Las Santas Llagas tienen un poder maravilloso para la conversión de los pecadores”.
“Por mis Llagas pueden desarmar mi justicia”.
“Mis Llagas cubrirán todas vuestras faltas”.
“Deseo que los sacerdotes den estas aspiraciones de mis Llagas, con frecuencia a sus penitentes en el Santo Tribunal”.
“Mis Llagas los salvarán a ustedes infaliblemente. Ellas salvarán el mundo”.
“La oración a las Santas Llagas lo comprende todo”.
“El alma que durante su vida ha honrado y aplicado las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, y las ha ofrecido al Padre Eterno por las almas del Purgatorio, será acompañada en el momento de la muerte por la Santísima Virgen y los ángeles. Nuestro Señor en la Cruz, resplandeciente de gloria, la recibirá y la coronará”.
“Hija mía, cada vez que ustedes ofrecen a mi Padre los méritos de mis divinas Llagas, adquieren una fortuna inmensa”.
“Por mis Santas Llagas pueden merecer y obtener lo que sea conveniente para todas sus necesidades, sin detallarlas”.
“Las Santas Llagas dan valor a todo”.
“Los que honren mis Llagas tendrán un verdadero conocimiento de Jesucristo”.
“Las almas que oran con humildad y meditan mi Pasión, tendrán una participación en la Gloria de mis divinas Llagas, recibirán una hermosura y una gloria deslumbradora”.
“Así como hay un ejército levantado para el mal, hay también un ejército levantado por Mí”.
“Con estas invocaciones son más poderosos que un ejército para detener a mis enemigos”.
“El rosario de la Misericordia hace contrapeso a mi justicia... detiene mi castigo”.
"Muchos experimentarán la eficacia de esta aspiración: Jesús mío, perdón y misericordia, por los méritos de tus Santas Llagas".
"Las Santas Llagas satisfacen y aseguran el adelanto espiritual".
"El poder está en mis Llagas, con ellas se hacen poderosos".
"Las Santas Llagas son el tesoro de los tesoros para las almas del purgatorio".
"Cada vez que miren al divino crucificado con un corazón puro, obtendrán la libertad de cinco almas del purgatorio: una en cada fuente (cada Llaga de las manos, pies y el costado)".
"Obtendrán también, si el corazón de vosotros es puro y desprendido, el mismo favor en cada estación, por los méritos de cada una de mis Llagas".
"La riqueza de vosotros es mi Santa Pasión".
"Las Santas Llagas dan omnipotencia sobre Dios".
"En verdad esta oración no es de la tierra sino del cielo... y puede obtenerlo todo".
"Mis Santas Llagas sostienen el mundo. Pídanme de amarlas constantemente, porque son fuente de todas las gracias. Hay que invocarlas con frecuencia y atraer al prójimo para imprimir la devoción en las almas".
Cuando tengan penas que soportar, llévenlas prontamente a mis Llagas y serán mitigadas".
"Por cada palabra que pronuncian del rosario de las Llagas, yo dejo caer una gota de mi Sangre sobre el alma de un pecador"
“Es necesario propagar esta devoción”.
....


https://www.santisimavirgen.com.ar/rosario_de_las_llagas_de_jesus.htm?fbclid=IwAR0XOHYrKM0vslc3Haoo5f9d7z1lCrGfciwhcTwWOKr-CIkxFoHmL9LVec0
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ACTOS DE REPARACIÓN, DESAGRAVIO Y PERDÓN.

 

Actos de reparación, desagravio y perdón.



Contra este gran peso del mal que existe en el mundo y que abate al mundo, el Señor pone otro peso más grande, el del amor infinito que entra en este mundo.




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REPARACIÓN.



(Etim. Latin reparare, preparar de nuevo, restaurar.)



El acto o hecho de hacer enmienda. 


Implica la intención de restaurar las cosas a su condición de normalidad y pureza, a cómo estaban antes de que algo malo fuese hecho. 


Se aplica generalmente a recompensar por las pérdidas sufridas o los daños causados por una mala acción moral.



Con respecto a Dios, significa recompensar con mayor amor por el fracaso en el amor a causa del pecado; significa restaurar lo que fue injustamente tomado y compensar con generosidad por el egoísmo que causó la injuria.




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En el Antiguo Testamento se habla de reparar la Casa de Dios, el Templo.



Cristo vino para restaurar los daños del pecado en la casa de Dios que es su pueblo vivo .


 El se ofreció en reparación por todos nuestros pecados en la Cruz.  



Razón de reparar si ya Jesús ha reparado perfectamente entregándose en la cruz por nuestros pecados. Veamos que dice San Pablo :



Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia,



-Colosenses 1,24



conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, -Filipenses 3,10



La entrega de Cristo es perfectamente meritoria, pero hay que recordar que nosotros somos el cuerpo de Cristo y como tal hemos de entrar en su sacrificio. 


Si no reparamos con Cristo no somos cuerpo suyo.



También vosotros, cuál piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo. -I Pedro 2,5




Ejemplo de los santos




Los santos saben que hay una imperiosa necesidad de interceder y reparar las ofensas y sacrilegios que tanto ofenden al Señor. 




Actos de reparación, desagravio y perdón




Señor Jesús: 


Tú compartiste nuestra vida humana, alegrías y penas, y, sin acusarnos, por amor, cargaste con la responsabilidad de nuestras culpas para redimirnos. 


Ayúdanos a seguir tu ejemplo desde nuestra situación de pecadores redimidos. 



Ante Ti, Señor, nos sentimos sinceramente responsables de un mundo al que pertenecemos, que estamos contribuyendo a forjar, y con el que estamos comprometidos especialmente por tu amor. 


Avergonzados de nuestras obras, fruto del olvido o rechazo culpable de tus enseñanzas, te pedimos perdón y ayuda.




Perdón, Señor, perdón




– Por los sacrilegios, robos y blasfemias contra la Sagrada Eucaristía,


– Por tantos lugares del mundo donde los sacerdotes y fieles no pueden celebrar libremente la Santa Misa o se ven obligados a hacerlo en secreto por persecución.


 – Por las faltas de respeto e impiedad en las iglesias y ante el Sagrario


 – Por la dejadez y abandono al dejar de asistir a la Santa Misa dominical


– Por la omisión en tantos bautizados al rechazar la confesión y comunión por Pascua


– Por las faltas de inconsciencia en familiares de personas moribundas al dejar que fallezcan sin la asistencia de los sacramentos


– Por la despreocupación respecto de la primera y frecuente Comunión de los niños


– Por las comuniones tibias y frías


– Por las comuniones sacrílegas


– Por los sacerdotes que celebran la Santa Misa en condiciones personales inadecuadas, o por enseñar una vida litúrgica y eucarística contraria a la que manda la Iglesia


– Por la conciliación de la Misa y la recepción de la Sagrada Comunión con vidas incoherentes y vacías de fervor,


– Por la persecución sistemática, violenta o solapada, de los sacerdotes, fieles y personas cristianas que confiesan su Fe en Cristo.




Oración: 




Señor nuestro, Jesucristo, que has querido permanecer en el Sacramento hasta la consumación de los siglos para dar a tu Padre una gloria infinita y a nosotros el aliento de la inmortalidad; que te has expuesto a todos los ultrajes de los impíos antes de abandonar a tu Iglesia; concédenos la gracia de llorar con verdadero dolor los ultrajes y descuidos que cometen los hombres contra el mayor de los sacramentos, danos celo eficaz para reparar los oprobios que has sufrido en este misterio inefable. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en unión del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.




Alabanzas de Desagravio




Bendito sea Dios.


Bendito sea su santo Nombre.


Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.


Bendito sea el nombre de Jesús.


Bendito sea su Sacratísimo Corazón.


Bendita sea su Preciosísima Sangre.


Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.


Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.


Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.


Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.


Bendita sea su gloriosa Asunción.


Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.


Bendito sea San José, su castísimo Esposo.


Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.


Amén.




ORACIONES DE DESAGRAVIO.




Por tanto, que se ofende a Dios, hagamos reparación y desagravio. Pidamos perdón y misericordia.




Acto de desagravio




(Después de cada invocación se responde:



"te rogamos, escúchanos")


Señor perdona todos los sacrilegios eucarísticos.


Señor perdona todas las santas comuniones indignamente recibidas.


Señor perdona todas las profanaciones al santísimo sacramento del altar.


Señor perdona todas las irreverencias en la Iglesia.


Señor perdona todas las profanaciones, desprecios y abandono de los sagrarios.


Señor perdona todos los que han abandonado la iglesia.


Señor perdona todo desprecio de los objetos sagrados.


Señor perdona todos los que pasaron a las filas de tus enemigos


Señor perdona todos los pecados del ateísmo


Señor perdona todos los insultos a tu santo nombre.


Señor perdona toda la frialdad e indiferencia contra tu amor de redentor


Señor perdona todas las irreverencias y calumnias contra el Santo Padre


Señor perdona todo desprecio de los obispos y sacerdotes.


Señor perdona todo desprecio hacia la santidad de la familia.


Señor perdona todo desprecio a la vida humana.



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ACTO DE DESAGRAVIO COMPUESTO POR S.S. PÍO XI




¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y menosprecio! 


Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren vuestro amantísimo Corazón.


Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.



Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.


¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Más



, entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.


¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos fieles a vuestros mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.




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