jueves, 19 de abril de 2018
Gaudete et Exsultate: los diez consejos del Papa para convertirse en santo.
Gaudete et Exsultate: los diez consejos del Papa para convertirse en santo.
1. No eludas el llamado
“Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosos o religiosas. (…) Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra”. § 14
“Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad “de la puerta de al lado”, de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, “la clase media de la santidad”. § 7
2. Déjate guiar por las Bienaventuranzas
“Las Bienaventuranzas de ninguna manera son algo liviano o superficial; al contrario, ya que solo podemos vivirlas si el Espíritu Santo nos invade con toda su potencia y nos libera de la debilidad del egoísmo, de la comodidad, del orgullo”. § 65
“Ser pobre en el corazón, esto es la santidad”; “Reaccionar con humilde mansedumbre, esto es santidad”; “saber llorar con los demás, esto es santidad”; “Buscar la justicia con hambre y sed, esto es santidad”; “Mirar y actuar con misericordia, esto es santidad”; “Mantener el corazón limpio de todo lo que mancha el amor, esto es santidad”; “sembrar paz a nuestro alrededor, esto es santidad”. § 70 a 89
3. ¿Quieres amar? Actúa
“Quien de verdad quiera dar gloria a Dios con su vida, quien realmente anhele santificarse para que su existencia glorifique al Santo, está llamado a obsesionarse, desgastarse y cansarse intentando vivir las obras de misericordia”. § 107
“Cuando encuentro a una persona durmiendo expuesta a la intemperie, en una noche fría, puedo sentir que ese “bulto” es un imprevisto que me interrumpe, un delincuente ocioso, un estorbo en mi camino, un aguijón molesto para mi conciencia, un problema que deben resolver los políticos, y quizá hasta una basura que ensucia el espacio público. O puedo reaccionar desde la fe y la caridad, y reconocer en él a un ser humano con mi misma dignidad, a una criatura infinitamente amada por el Padre, a una imagen de Dios, a un hermano redimido por Jesucristo. ¡Eso es ser cristianos!” § 98
4. Cultiva la humildad
“La humildad solamente puede arraigarse en el corazón a través de las humillaciones. Sin ellas no hay humildad ni santidad. Si tú no eres capaz de soportar y ofrecer algunas humillaciones, no eres humilde y no estás en el camino de la santidad. La santidad que Dios regala a su iglesia viene a través de la humillación de su Hijo, ese es el camino”. § 118
“No digo que la humillación sea algo agradable, porque eso sería masoquismo, sino que se trata de un camino para imitar a Jesús y crecer en la unión con él”. § 120
5. Conserva la alegría
“El santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor. Sin perder el realismo, ilumina a los demás con un espíritu positivo y esperanzado”. § 122
“No estoy hablando de la alegría consumista e individualista tan presente en algunas experiencias culturales de hoy. Porque el consumismo solo empacha el corazón; puede brindar placeres ocasionales y pasajeros, pero no gozo”. § 128
6. Atrévete a evangelizar
“Al mismo tiempo, la santidad es parresía: es audacia, es empuje evangelizador que deja una marca en este mundo”. § 129
“Dios siempre es novedad, que nos empuja a partir una y otra vez y a desplazarnos para ir más allá de lo conocido, hacia las periferias y las fronteras. Nos lleva allí donde está la humanidad más herida y donde los seres humanos, por debajo la apariencia de la superficialidad y el conformismo, siguen buscando la respuesta a la pregunta del sentido de la vida”. § 135
7. No te resignes nunca
“A causa de la costumbre, ya no nos enfrentamos al mal y permitimos que las cosas “sean lo que son”, o lo que algunos han decidido que sean. Pero dejemos que el Señor venga a despertarnos, salvarnos de nuestro letargo, liberarnos de la inercia. Desafiemos la costumbre, abramos bien los ojos y los oídos, y sobre todo, el corazón, para dejarnos descolocar por lo que sucede a nuestro alrededor y por el grito de la Palabra viva y eficaz del Resucitado”. § 137
8. Reza cada día. Y vuelve a comenzar
“No creo en la santidad sin oración, aunque no se trate necesariamente de largos momentos o de sentimientos intensos” § 147
“Quisiera insistir que esto no es solo para algunos privilegiados, sino para todos, porque “todos tenemos necesidad de este silencio lleno de presencia adorada (1). La oración confiada es una reacción del corazón que se abre a Dios frente a frente, donde se hacen callar todos los rumores para escuchar la suave voz del Señor que resuena en el silencio”. § 149
“Entonces, me atrevo a preguntarte: ¿Hay momentos en los que te pones en su presencia en silencio, permaneces con él sin prisas, y te dejas mirar por él? ¿Dejas que su fuego inflame tu corazón? Si no le permites que alimente el calor de su amor y de su ternura, no tendrás fuego, y así, ¿cómo podrás inflamar el corazón de los demás con tu testimonio y tus palabras?” § 151
9. Prepárate para el combate
“La vida cristiana es un combate permanente. Se requieren fuerza y valor para resistir las tentaciones del diablo y anunciar el Evangelio. Esta lucha es muy bella, porque nos permite celebrar cada vez que el Señor vence en nuestra vida”. § 158
“No aceptaremos la existencia del diablo si nos empeñamos en mirar la vida solo con criterios empíricos y sin sentido sobrenatural. Precisamente, la convicción de que este poder maligno está entre nosotros, es lo que nos permite entender por qué a veces el mal tiene tanta fuerza destructiva”. § 160
“Entonces, no pensemos que es un mito, una representación, un símbolo, una figura o una idea. Ese engaño nos lleva a bajar los brazos, a descuidarnos y a quedar más expuestos”. § 161
“Para el combate tenemos las armas poderosas que el Señor nos da: la fe que se expresa en la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Misa, la adoración eucarística, la reconciliación sacramental, las obras de caridad, la vida comunitaria y el empeño misionero”. § 162
10. Aprende a discernir lo que Dios quiere para ti
“¿Cómo saber si algo viene del Espíritu Santo o si su origen está en el espíritu del mundo o en el espíritu del diablo? La única forma es el discernimiento, que no supone solamente una buena capacidad de razonar o un sentido común, es también un don que hay que pedir”. § 166
“Muchas veces esto se juega en lo pequeño, en lo que parece irrelevante, porque la magnitud se muestra en lo simple y en lo cotidiano”. § 169
“Lo que está en juego, es el sentido de mi vida ante el Padre que me conoce y me ama, el verdadero sentido de mi existencia que nadie conoce mejor que él”. § 170
(1) Juan Pablo II, Carta apostólica Orientale lumen.
Agnès Chareton. La Croix
[REVISTA PÈLERIN] Con Gaudete et Exsultate, el papa Francisco lanza un “llamado a la santidad en el mundo actual”. Estos son los diez consejos extraídos de la exhortación apostólica del Papa “El llamado a la santidad en el mundo actual”.
Artículo publicado en Pèlerin nº 7.063
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