martes, 3 de julio de 2018

NOVENA BÍBLICA A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO.



NOVENA BÍBLICA A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO.

PREPARACIÓN INICIAL.

(Se reza cada día de la novena)

Los Santos del Apocalipsis cantan fervorosamente: "Con tu Sangre has comprado para Dios gentes de toda tribu, lengua, pueblo y nación; has hecho de ellos una dinastía sacerdotal, que sirve a Dios y reina sobre la tierra" Ap. 5:9.
Nosotros ahora nos unimos a este clamor celestial, y en la comunión del Espíritu con todos los santos de la tierra, y venerando esa Sangre Divina que nos rescató del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de la Luz, rendimos culto reverente a Dios, como pueblo sacerdotal que somos. Col. 1: 13 y 20.

Cristo Jesús, Cordero de Dios, que nos has salvado con Tu Sangre, ¡Te Alabamos!, Te Bendecimos!, Te Adoramos!, Te damos Gracias rendidas!, Y te pedimos la salvación de todos los que nos hemos lavado en tu Sangre Sagrada. Amén.

Día primero.

Leo en la Palabra de Dios. "¡Dichosos los que lavan sus vestiduras en la Sangre del Cordero!" (Apocalipsis 22:14).
¿Debe espantarnos el pecado? Sí; porque es el mal de los males, que lleva consigo la separación de Dios y la condenación eterna. Dios nos ofrece su perdón, pero nosotros podemos desoír la llamada del Espíritu, que nos invita siempre a la conversión y a la perseverancia. ¿Y si yo he pecado? Podría anidar en mi alma cualquier sentimiento, menos el de la desesperación.

Porque tengo un Salvador que pagó por mí y me llama de nuevo a su Amor. Confío en la Sangre de Cristo, que me ha limpiado de toda mancha. Señor Jesús, ¡gracias por Tu Bondad! No quiero pecar más en adelante. Lo que quiero es amarte cada vez más con todo mi corazón.

Padre Nuestro…
Las lágrimas de mis ojos ahora son el cantar de un alma que, arrepentida, no sueña más que en amar.

Oración. Oh Dios, que nos pides el amor de nuestro corazón, concédenos la gracia de vivir siempre en el amor a Jesús y obtener por su Sangre nuestra salvación eterna. Por Jesucristo nuestro Señor, Amén.

(Terminar con la Oración Final)

Día segundo
(Comienza con la Preparación Inicial)

Leo en la Palabra de Dios. "Tenemos, hermanos, una confianza jubilosa de entrar en el Santuario del Cielo por virtud de la Sangre de Jesús" (Hebreos, 10:19).
Dios nos infundió en el Bautismo la esperanza, junto con la fe y el amor. Llego al Cielo por los méritos de la Sangre de Cristo. A ellos uno mi esfuerzo, para corresponder con mis obras a lo que Él hizo por mí.

Mi vida, para conseguir la salvación, debe ser digna de la Sangre que me compró. Por eso, debo trabajar siempre mí salvación con "temor y temblor", como nos dice San Pablo. Miedo a Dios, No!; Porque Él es Fiel y me salva; sino miedo a mi debilidad o malicia, porque yo puedo fallar a Dios. Pero, ¡confianza! Porque Jesús y yo juntos lo podemos todo.
Padre Nuestro…
Cielo azul, cielo estrellado, Cristo tus puertas abrió. ¡A ti voy, por ti suspiro, Patria de mi corazón!

Oración. Oh Dios, que nos has redimido con la Sangre preciosa de tu Hijo, conserva en nosotros la acción de Tu Misericordia para que podamos conseguir sus frutos eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

(Terminar con la Oración Final)

Día tercero

(Comienza con la Preparación Inicial)
Leo en la Palabra de Dios. "Ellos vencieron al dragón por la fuerza de la Sangre del Cordero y en virtud del testimonio que dieron, pues despreciaron sus vidas hasta morir por él"

(Apocalipsis 12: 9-1).
¿Qué significa mi vida cristiana? Es lucha: contra el dolor, que podría desesperarme; contra el cansancio, que podría rendirme en el camino; contra los que atentan mi fe y mi virtud, que exigen mi testimonio; contra mí-contra el pecado, que podría hacerme perder a Dios... Pero tengo en mis manos la fuerza del mismo Cristo.

El luchó contra Satanás y el pecado hasta la sangre, y con Su Sangre nos da la victoria a nosotros. ¿Puedo yo acobardarme y ceder ante el enemigo, si cuento con la fuerza de la gracia de Cristo?...
Padre Nuestro…
La vida es de los valientes, de los que saben luchar. Con Cristo, que va delante, ¿Me puedo yo acobardar?...

Oración. Oh Dios, que en la Sangre de Jesús, derramada valiente y generosamente en la cruz, nos das la fuerza contra todos los enemigos. Haz que por ella me mantenga yo siempre fiel a ti. Por Jesucristo nuestro Señor.

(Terminar con la Oración Final)

Día cuarto

(Comienza con la Preparación Inicial)
Leo en la Palabra de Dios. -El Espíritu Santo os ha constituido vigilantes, para que cuiden de la Iglesia de Dios, que Él se adquirió con su propia Sangre" (Hechos 20:28).
Lo que dice San Pablo a los pastores de la Iglesia vale para todos nosotros, porque todos somos Iglesia por la cual Cristo derramó su Sangre. ¿Puedo desentenderme yo de la Iglesia? ¿Puedo aceptar los ataques de que es objeto? ¿Puedo ver despreciada su verdad? ¿Puedo tolerar la desobediencia a sus Pastores? ¿Puedo mirar sin horror a los que abandonan con peligro grave su salvación? ¿Puedo dejar de trabajar en una u otra obra de apostolado, tal como lo exigen mi Bautismo y Confirmación? Si no trabajo por la Iglesia, estoy traicionando a la Sangre con que Cristo se la adquirió...
Padre Nuestro…
¡Oh, Iglesia Santa y Católica, todo mi amor para ti! Tú sabes que sólo anhelo en tu regazo sobrevivir.

Oración. Señor Jesucristo, hazme vivir en tu Iglesia, Esposa tuya que adquiriste con tu Sangre. Que por ella trabaje, en ella viva y en ella sobreviva. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos Amén.

(Terminar con la Oración Final)

Día quinto

(Comienza con la Preparación Inicial)
Leo en la Palabra de Dios.-¡Bebed, pues ésta es mi sangre!" (Mateo 26: 27-28). “Cuando bebemos de la Copa Bendita por la cual Bendecimos a

Dios, participamos en la Sangre de Cristo.". "Cuantas veces coméis este pan y bebéis este cáliz, proclamáis la muerte del Señor hasta que Él vuelva" (I Corintios 10:16; 11:26).
Padre Nuestro…
¿En qué hago consistir yo mi devoción a la Sangre de Cristo? En oraciones, ciertamente. Pero jamás podré buscar otro punto en qué centrar esa mi devoción como la Eucaristía. Recibo la Sangre de Cristo en la Comunión. En la Comunión me comunica la Sangre Divina toda su fuerza. En la Comunión me aseguro para siempre el fruto de la salvación que Cristo me ganó al derramar su Sangre por mí. ¿Comulgo todas las veces que puedo y mi alma lo recibe de la mejor manera?...
Eres bebida del Cielo, eres vino embriagador. Eres amor y alegría, ¡Cáliz de la salvación!

Oración. Señor Jesucristo, hazme beber con ansia tu Sangre, Vino Nuevo del Reino, y prenda de las delicias que me embriagarán en la Patria celestial. Amén.

(Terminar con la Oración Final)

Día sexto

(Comienza con la Preparación Inicial)
Leo en la Palabra de Dios. -Os habéis acercado a Jesús, que nos ha rociado con una sangre que habla más elocuentemente que la de Abel" (Hebreos 12: 23-24).
¿Qué pedía a gritos la sangre de Abel? ¡Venganza! "La sangre de tu hermano grita a mí desde la tierra", de Dios a Caín. Pero la Sangre de Cristo clama mucho mejor: "¡Padre, perdónalos!"... La Sangre de Jesús nos da la paz con Dios y derriba todo muro que nos divide a los hombres, porque "todo lo pacificado con la sangre de su Cruz". Entonces, ¿Somos dignos de Cristo cuando anida un rencor en nuestro corazón? ¿Somos como el Jesús de la cruz, cuando no perdonamos nosotros de verdad?... ¿Podemos beber la Sangre de Cristo en la Comunión, cuando no rebosamos amor a todos?....
Padre Nuestro...
Sangre de Jesús, que gritas: ¡Perdón, oh Padre, perdón!" Di, ¿qué quieres de nosotros?... ¡Qué sea perdonador!

Oración: Señor Jesucristo, que nos mandas a perdonar generosamente hasta el peor de nuestros enemigos. Infúndeme tú mismo amor a fin de que, amando sin distinción a todos, merezca tú perdón y tú gracia. Amén.

(Terminar con la Oración Final)

Día séptimo

(Comienza con la Preparación Inicial)
Leo en la Palabra de Dios. -Vi el cielo abierto. Y el que se llama desde siempre El Verbo de Dios, estaba cubierto con un manto lleno de Sangre" (Apocalipsis 19: 12-13).
Jesucristo, el Hijo de Dios, aparece en el Cielo como un militar Triunfador. Se empapó de sangre, en la suya, luchando contra el enemigo en una guerra a vida o muerte. Ha vencido en toda la línea. "El príncipe de este mundo ha sido echado fuera". Y llega el día en que "todos sus enemigos estarán colocados como escabel de sus pies"... ¿Me doy cuenta a qué me llama el Señor? El Cielo no es para cobardes, sino para los esforzados que, como Jesús, saben enfrentarse cada día, hasta la sangre, en la lucha contra el mal.
Padre Nuestro…
Por tú Espíritu, Señor, danos valor en la lucha, danos la victoria; victoria sobre la muerte danos la Gloria futura.

Oración. Señor Jesucristo, que nos dijiste que el Reino de los Cielos lo arrebatan únicamente los valientes. Dame el esfuerzo que necesito para ir contigo hasta el Calvario a fin de subir desde él al Cielo. Amén.

(Terminar con la Oración Final)

Día Octavo

(Comienza con la Preparación Inicial)
Leo en la Palabra de Dios. "Estos son los que han lavado y blanqueado sus vestiduras en la Sangre del Cordero. Por eso están ante el Trono de Dios" (Apocalipsis 7:14).
Hemos de contar con el pecado como una triste realidad de nuestra vida. Heredamos de nuestros padres Adán y Eva una naturaleza dañada, y nuestra malicia a veces, y nuestra debilidad siempre, nos llevan a ofender a Dios de muchas maneras. ¿Quién pondrá remedio a esta dolorosa condición nuestra? ¡Gracias sean dadas a nuestro Señor Jesucristo, que con su Sangre nos ha librado de tan lastimosa condición! Dios nos pide solamente arrepentimiento, conversión, reconciliación con Él mediante los Sacramentos, La Confesión, eso sí, lucha valiente para no hacer nunca las paces con el pecado.
Padre Nuestro…
¡Qué Divino tesoro, Jesús, me has dado en tu Sangre! ¡Límpiame de toda mancha, para ser como te agrada!...

Oración. Señor Jesucristo, amador de los pecadores, que somos todos. Derrama sobre mí la abundancia de los méritos de Tú Sangre, para que, con limpieza de corazón, vea siempre a Dios en todas las cosas. Amén.

(Terminar con la Oración Final)

Día noveno

(Comienza con la Preparación Inicial)

Leo en la Palabra de Dios. -Tenemos un Pontífice excelso, Jesús, que ha penetrado los Cielos - con su propia Sangre - y está siempre vivo para interceder por los que por Él se llegan a Dios" (Hebreos 4:14, 19:12, 7:25).
Una última mirada a la Sangre de Cristo. ¿Qué nos ha merecido Jesús con ella? Nada menos que la Gloria de Dios, la misma con la que Dios es infinitamente dichoso, la que tiene el mismo Jesucristo glorificado a la derecha del Padre. Y ante este su Padre está repitiendo continuamente: "Quiero que donde yo estoy estén también los míos que Tú me diste". Ya que para esto se adelantó: "Voy a prepararos un lugar" Nuestro destino es el Cielo, que no es propio de almas débiles, sino de los espíritus más grandes, que no se contentan sino con Dios.

Padre Nuestro…
Como Esteban, entre abierto veo el Cielo, Señor. ¿Cuándo podré estar contigo? ¡Hoy lléname de tu Presencia!

Oración. Señor Jesucristo, autor, guía y consumador de la fe, que vas al frente de los que caminan hacia la Patria. Hazme seguir fielmente tus pisadas para conseguir ese Cielo que me tienes prometido y preparado. Amén.
"EN SU GRAN AMOR DIOS ME HA LIBERADO POR LA SANGRE QUE SU HIJO DERRAMÓ, Y HA PERDONADO MIS PECADOS". (Efesios 1:7)

(Terminar con la Oración Final)

ORACIÓN FINAL (Para los días de la Novena)
(El Santo Juan Pablo II rezaba también esta oración después de comulgar.)

Alma de Cristo, santifícame.

Cuerpo de Cristo, sálvame.

Sangre de Cristo, embriágame.

Agua del Costado de Cristo, lávame.

Pasión de Cristo, confórtame.

¡OH buen Jesús, óyeme! Dentro de tus llagas, escóndeme.

No permitas que me aparte de Ti.

Del enemigo malo, defiéndeme.

En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti, para que con Tus Ángeles y Santos te Alabe, por los siglos de los siglos. Amén, Aleluya, Amén.

Sagrados Corazones: Jesús y María-Devociones Católicas Mi Fe Católica.

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