martes, 2 de junio de 2020

EXORCISMO DE LEON XIII COMPLETO. EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS ÁNGELES REBELDES.


EXORCISMO DE LEON
XIII COMPLETO.

EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS ÁNGELES REBELDES.

Publicado por orden de Su Santidad León XIII.

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Salmo 67.


Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian.
Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así
perecerán los impíos ante Dios.


Salmo 34.

Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí.
Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte.
Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi perdición.
Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate.
Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales.
Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron;
que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará
de su salvación.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Súplica a San Miguel Arcángel.

Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha
que mantenemos combatiendo “contra los principados y potestades, contra los caudillos de
este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires” (Ef. 6, 12).
Ven en auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap.
2, 23), y a tan “alto precio rescatados” (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las
huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño luchaste
contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstatas. Ellos no pudieron
vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua
serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue precipitado a la
tierra y con él fueron arrojados sus ángeles” (Apoc. 12,.8-9).
He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de
“ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos rodea e invade
la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y
de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de destruirlas
y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón derramó sobre
los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu
de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los
vicios e iniquidades.
Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero
Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo
que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la
Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la
abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la
grey. Oh invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los
espíritus que le atacan y dale la victoria.
La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que eres su defensor contra los
poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te confió las almas de los redimidos para
colocarlos en el estado de la suprema felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al
demonio bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a
tu Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes desciendan sobre
nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y sujeta al dragón, la antigua serpiente,
que es el diablo y Satanás, y, una vez encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca
jamás pueda seducir a las naciones (Apoc. 20). Sigue…
Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio, con la sagrada autoridad de la
Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar la peste de los fraudes diabólicos,
confiados y seguros en el Nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.

He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.

R. Ha vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David.
Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.

R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.

R. Y llegue a Ti nuestro clamor.

(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).

Oremos.

Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y
suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre
Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima
Virgen, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu
auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo para
dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.

Exorcismo:

Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque del infernal
adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor
Jesu + cristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen
de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino Cordero +. En adelante no oses,
perfidísima serpiente, engañar al género humano, perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a
los elegidos y cribarlos como el trigo +. Te lo manda Dios Altísimo, a quien en tu insolente
soberbia aún pretendes asemejarte, “el cual quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento de la verdad” (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre + te lo manda
Dios Hijo +; te lo manda Dios Espíritu Santo +. Te lo manda la majestad de Cristo, el
Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu envidia,
“se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte” (Fil. 2); el cual edificó su Iglesia
sobre roca firme, y reveló que los “poderes del infierno nunca prevalecerían contra ella, Él
mismo había de permanecer con ella todos los días hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28,
20). Te lo manda el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe
cristiana +. Te lo manda la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad
desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza +.
Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás Apóstoles +. Te lo
manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas +. Por
tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios + vivo, por Dios +
verdadero, por Dios + santo, que “de tal modo amó al mundo que entrego a su unigénito
Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3);
cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna
perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor
y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo,
en quien nada has hallado semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa,
católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la
poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible
Nombre de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las
Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y
Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de
los Ejércitos.

Señor, escucha mi oración.

R. Y llegue a Ti mi clamor.

(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).

Oremos.

Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de
los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los
Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la
muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de Ti, ni puede
haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá
fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y
guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por
Cristo Nuestro Señor. Amén.

De las asechanzas del demonio.
R. Líbranos, Señor.

Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.

Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.

(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).

Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de
nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre nuestro …

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